Fuente: lanuevaradio.com.ar
Pertenece a una querida familia de Pueblo Santa María. Han
pasado 11 y 10 años de la muerte de sus padres, y este hombre, ya entrado en
canas, padre de familia, no deja de referirse a sus progenitores como “mamita”
y “papito”.
Hay tanto afecto contenido en esa expresión que uno no puede dejar de preguntarle. “Uno a la gente la recuerda a través de las palabras, de las acciones”.
Hay tanto afecto contenido en esa expresión que uno no puede dejar de preguntarle. “Uno a la gente la recuerda a través de las palabras, de las acciones”.
“Yo digo que ambos se fueron de gira. Y conservamos todo lo
de ellos: la casa, el campito, hasta hay un camión funcionando de su época. No
nos deshicimos de nada. Yo creo que la vida es esto: recordar a los nuestros a
través de sus anécdotas y estas pequeñas cositas”.
Y continúa relatando Alberto, sentado en la casilla que tiene
en el aserradero, que es punto de reunión de la gente que trabaja en el lugar:
“¡Me he divertido con el viejo Luis! Le gustaba estirar el fuelle y nos
juntábamos a hacer música. Tengo recuerdos muy buenos de los viejos. Además nos
dejaron una educación muy buena. Los nietos músicos, acordándose todavía del abuelo.
Y está el trabajo: el abuelo en la madera, papá en la madera y nosotros
seguimos ese mismo tránsito”.
Al preguntarle qué es lo que se acuerda de las Kerb de antes,
dice que “eran menos técnicas”.
Y explica con un ejemplo: “Justo esta semana le decía a
Carmencita, mi mujer, podrías hacer un Dünni Kuche vos. Porque hoy la verdad se
compra todo en la panadería”. ¿Qué le contestó la señora?: “lo voy a intentar”.
Y agrega Alberto, analizando la actualidad y tratando de
convencer a su mujer para que haga la torta también a través de estas páginas:
“tenemos un fin de semana que no está tan cargado. Antes había 15 directivos
que tenían que estar entre jueves y martes en el Club porque la fiesta empezaba
el jueves con teatro, el viernes con boxeo o folklore y luego baile. Y se dice
que muy primitivamente hasta el martes había baile”.
Beier nos cuenta después que “hoy todo esto está muy
reducido, porque hay carnaval todos los fines de semana”.
Destaca a la gente de la 9 de julio, la gente del norte de la
Colonia, de la Iglesia hacia el norte, de lo que fue la antigua Manchurria.
“Yo digo que esa gente fue la que hizo grande el Club a
través de su mano de obra. La otra parte la puso otra gente, del pueblo. Son
los que pusieron ladrillo sobre ladrillo. Esa gente se juntaba cinco o seis
familias, una tenía el horno, una aportaba la harina, la otra los huevos. Capaz
que se juntaban 10 familias para hacer esa torta que es tan tradicional en la
colectividad alemana. Ahora la hacen todos los panaderos de Suárez y de las
Colonias, pero antes esto no sucedía”.
Alberto también rescata las nuevas generaciones, porque dice
“probablemente, antes, por tener menos oportunidad, sin duda que se han perdido
muchos talentos, no explorados, mucho arte que no se pudo desarrollar”.
Espera que esta fiesta de celebración de Kerb vuelva a
implicar una nueva oportunidad de reunión familiar, tal como sucedía antes,
donde desde pueblos y ciudades llegaban los tíos, con sus familias, y se
quedaban de miércoles a miércoles para disfrutar todos juntos de esta
tradicional celebración.
Soy tu primo Pedro de Bahia Blanca ,leí tu publicación y me trajo muchos recuerdo de las fiestas en la Colonia 3.....
ResponderEliminar