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viernes, 8 de febrero de 2013

Miguel Baleman: Un trabajador incansable, un colaborador permanente de las instituciones


 Ha preparado más de 100 asados con cuero para los que elaboró un implemento de hierro, tal como si fuera un spiedo gigante. Verdaderamente un amigazo que guarda grandes anécdotas, la mayoría de ellas referidas a las grandes fiestas y la organización de asados a beneficio de las instituciones. El rey del asado con cuero.

Tiene 62 años, trabaja desde los 18, cuando egresó de la escuela industrial, y luego de trabajar un corto tiempo con su padre en el campo inició su labor como empleado de la firma Facal, donde aprendió a arreglar motores de maquinarias agrícolas, lo que se transformó en una de sus pasiones.
Allí estuvo por espacio de 12, 13 años aproximadamente, hasta que decidió independizarse. Esto se dio casi naturalmente, porque el propietario del lugar había resuelto ir achicando la atención en reparaciones y empezaron a llevar maquinaria para que arreglara, por lo que muchos trabajos terminaron en el patio de su casa.
Así abrió su taller, el que tiene sobre la Avenida 12 de octubre desde hace unos cuantos años ya, con empleados que lo vienen acompañando desde el principio de esta labor independiente.
Dice que las principales anécdotas no están en el ámbito laboral, sino en lo que es casi una labor social considerable: la organización de asados para instituciones y particulares. 
“Cuando se trata de colaborar con una institución no cobramos, pero sino cobramos algunos pesos. Ahora estoy aflojando un poco en esto que me gusta mucho, porque si hay que carnear debo faltar a mi empresa desde el día anterior a la fiesta y no puedo ausentarme tanto, porque de mi profesión es de lo que vivo”, relata.
Su padre era camionero, su madre lavandera y se ocupaba de lavar a mano, en la tabla, con el jabón que preparaban en la casa con cebo de oveja, una tarea que es impensada para las nuevas generaciones y que no obstante está aquí nomás, volviendo atrás solamente algunos almanaques.
Ha preparado más de 100 asados con cuero para los que elaboró un implemento de hierro, una especie de spiedo gigante, el cual sujeta al animal que se pretende cocinar como si fuera una prensa y permite girarlo para darle más o menos calor, según el requerimiento.
En estas actividades no está solo, sino que lo hace con su amigo de siempre, el “negro” Juan Carlos Izarriaga, con el hijo de éste y también comparte muchas de estas aventuras con Juan Hippener.
Hay una anécdota memorable: en una ocasión, haciendo un asado que le habían pedido los motoqueros de La Colina, para una comida con el fin de juntar fondos, sucedió que cuando ya los asados estaban listos y llegaba el momento de cortar la carne, había un montón de curiosos que rodeaban el sector de parrillas y la gente no entendía los avisos que se le daban que había que desocupar el lugar e ir a sentarse, para sí los asadores podían empezar a cortar la carne. Miguel Baleman le dijo al negro Izarriaga “seguime el juego, vas a ver como enseguida se van todos”. Y ahí nomás los dos asadores montaron una parodia de pelea, donde Izarriaga amenazaba a Baleman con un cuchillo y este le hacía frente con una pala. Al ratito no quedó nadie: todos sentaditos en sus lugares, quietitos y diciéndose que por ahí la comida se frustraba porque “los asadores se están peleando”. Es el día de hoy en que la gente de La Colina cree que ambos amigos en esa ocasión se pelearon de verdad.
Anécdotas de un hombre laburante y muy colaborador que disfruta de la vida y de todo lo que hace.

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