Rescata

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sábado, 31 de diciembre de 2011

¡Feliz Año Nuevo para todos!

Feliz Año Nuevo para todos los lectores de Periódico Cultural Hilando Recuerdos. Para todos los que, diariamente, siguen este blog, y comparten la premisa de rescatar, revalorizar y difundir la historia y cultura del pueblo de los descendientes de alemanes del Volga. 
¡A todos un feliz 2012! ¡Paz, armonía, amor y felicidad! Y que el Año Nuevo nos encuentre unidos trabajando por un proyecto de unidad y fortalecidos en el amor común y los ideales de progreso compartido, para que todos alcancemos a concretar nuestros sueños, aun los que parecen imposibles y lejanos.
Todo lo mejor... De corazón!

Julio César Melchior

Wünsche gehen und gross neusjahr: antiguas tradiciones de Año Nuevo


“Cuando éramos niños, el día de Año Nuevo era para nosotros una jornada de fiesta. Salíamos a visitar a toda la parentela vor wünsche. Entrábamos en todas las casas para desear un feliz comienzo de año a todos los integrantes de cada familia, y ellos, a cambio, nos obsequiaban caramelos y masitas. Para los niños humildes de la colonia era, quizás, la única fecha del año en que recibían una golosina. Por eso no dejábamos de visitar ningún pariente ni amigo. Con cada regalo armábamos un paquetito que llamábamos Pindllie: poníamos las golosinas en el centro de un pañuelo y uníamos sus cuatro puntas mediante un nudo”.

Wünsche gehen und gross neusjahr

El primer día del año los niños se levantaban bien temprano a la mañana, casi con el amanecer, para saludar a sus padres deseándoles feliz año nuevo, recitando un poema varias veces centenario y de autor desconocido, que dice así: Vater und Mutter ich wünsche euch glückseeliges neusjahr, langes leben und Gesundkeit; frieden und einigkeit und nach eren Tod die ewige klückseeligkeit”. “Das wüsnsche mir dir auch”, respondían mama y papá mientras les obsequiaban golosinas.
Cumplido este ritual, los pequeños salían a visitar a parientes y amigos para también desearles la felicidad en el año nuevo que comenzaba. Pero esta ocasión el poema era otro: glück und segen / auf allen Wgen! / Frieden im Haus / jahrein, jahraus! / In gesunden und kranken Tagen / kraft genung, Freud und Leid tragen! / Stets im Kasten ein stücklein Brot, / das geb’ uns gott!
Al finalizar la jornada todos los niños de la colonia, sobre todo los más humildes, se sentían dichosos con la enorme cantidad de golosinas que lograban reunir tras una larga jornada de “trabajo”, visitando tíos, abuelos y demás parientes.
La tradición se completaba el Día de Reyes con el gross naeusjahr (Año Nuevo Grande), cuando los que salían a expresar sus augurios de felicidad en el año que se iniciaba eran las personas mayores. Pero estos, en lugar de ser recibidos con golosinas, eran agasajados con sendas copitas de licor. Por lo que a medida que avanzaba la jornada y la visita de las casas se repetía una tras otra, con parientes y amigos, y con ellas, una tras otra las copitas de licor, la borrachera comenzaba a surgir, y con ella los cánticos satíricos. 

La nostalgia por la ausencia de las Hnas. religiosas de la Escuela Parroquial Santa María

Antonia Pin de Reser
 “Tenían toda la dedicación, las 24 horas del día para pensar en la obra que estaban llevando adelante”, recuerda Antonia Pin de Reser ex Directora de la Escuela Parroquial Santa María. “Acciones de caridad, de servicio y de espiritualidad de una comunidad como Santa María, que las tenía como conductoras espirituales”, agrega.
 También trae al presente recuerdos imborrables de las fiestas de fin de año de otras épocas.
Gigantografía que recuerda
a la Hna. Joela y al Padre Peter,
dos grandes misioneros que tuvo
la comunidad de Santa María.
Dos personas que dejaron su
impronta indeleble en la historia
lugareña por sus grandes obras
de caridad, solidaridad y edilicias.

En cada fiesta las Hermanas Misioneras Siervas del Espíritu Santo llevaban adelante todos los preparativos de los festejos religiosos de la Navidad: se ocupaban de adornar la Iglesia, de preparar el pesebre viviente con los niños que interpretaban a los angelitos. También se hacían un lugar en toda esta actividad para coordinar un pequeño coro de niños que iba en los días previos a las viviendas de los abuelos que estuvieran solos o con poca familia para cantarles villancicos y entregarles un pequeño presente con confituras navideñas.
En los días previos, reuniendo a todas las mamás que tenían como trabajo limpiar algunas de las aulas del Colegio junto a sus pequeños hijos, compartían una cena con las Hermanas, al término de la cual cada niño se llevaba una bolsa con golosinas para disfrutar en Nochebuena.
Pero la fiesta que más esfuerzo ponían en organizar era la de Pentecostés, cuando se celebra la venida del Espíritu Santo, porque es su Santo Patrono, por lo que en los días previos las Hermanas se hacían presentes entre ellas y ponían también mucho empeño en la festividad religiosa.
Antonia Pin de Reser es y será una fuente de referencia en el Pueblo Santa María y por todo lo que significó en su Escuela Parroquial. Por eso fuimos a solicitarle su mensaje en este tiempo, en este final de año, y nos contó que “pasaban horas decorando al detalle los conejitos de masa que la Hermana Costanza o la Hermana Inocensa horneaban para Navidad, para presentar en la cena que tenían con las mamás y los chicos. También todas las maestras, una vez a la semana o cada quince días, horneaban una masa en forma de patito y nos la entregaba a la hora del recreo”, cuenta Antonia Pin, quien conoce a las Hermanas porque estuvo pupila en un colegio religioso de Buenos Aires, mientras estudiaba, y luego fue docente y directora por muchos años del Colegio Parroquial Santa María.
“Tenían toda la dedicación, las 24 horas del día para pensar en la obra que estaban llevando adelante. Sabemos que la Hermana Joela cada noche pensaba en diferentes formas de recaudar dinero para sostener el colegio, también en la realización de acciones de caridad, de servicio y de espiritualidad de una comunidad como Santa María, que las tenía como conductoras espirituales. Pero a su vez todo lo que generaba la población también se hacía pensando en las Hermanas: las tortas que se horneaban en las casas, en cada fiesta o acontecimiento, siempre se reservaba una bandeja para llevar a las hermanitas del colegio”. 
“Su partida dejó un enorme vacío que los laicos no pudimos llenar. Aún hoy se las extraña, porque sí que fueron irreemplazables en su acción religiosa hacia una comunidad que las quiso y mucho”.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Hubo un hombre sabio, que fue mi abuelo… Nuestro abuelo. El abuelo de los alemanes del Volga


El anciano, sentado al lado de la cocina a leña tomando mate, sonrió al ver ingresar a su nieto. El pequeño le dio un suave beso en la mejilla. Como todas las mañanas, venía a saludar a su abuelo antes de partir rumbo a la escuela. Breves minutos que ambos aprovechaban para conversar. Filosofaban sobre los hechos cotidianos de la existencia. Sabios a su manera, aprendían el uno del otro. El anciano poseía el conocimiento que le había dado la vida; el niño, los interrogantes que la misma vida le planteaba.
Una mañana el anciano se levantó para regresar con un ajado libro; escogió una página y leyó: “Hubo un hombre que nació en un pueblo casi desconocido, hijo de la sencilla esposa de un humilde carpintero. Trabajó en una carpintería hasta los treinta años. Y después, durante tres, fue un predicador ambulante.
Jamás escribió un libro, ni ocupó cargo alguno, jamás tuvo casa propia. No tenía más credenciales que su propia persona. No tuvo nada que ver con los asuntos de este mundo a excepción de la influencia que ejerció sobre las almas. Siendo aún un hombre joven, la marea de la opinión popular se le volteó. Sus amigos huyeron de su lado; uno de ellos lo negó. Otro de ellos lo entregó a sus enemigos. Soportó la burla de un juicio. Fue muerto sobre una cruz y colocado en un sepulcro prestado por un amigo.
Veinte siglos han pasado desde entonces, mas hoy “ÉL” constituye el núcleo espiritual de la raza humana y es el líder de la columna del progreso, y quedamos anonadados al darnos cuenta de que todos los ejércitos que jamás hayan marchado, de que todos los parlamentos que jamás hayan sesionado, y de que todos los reyes que jamás hayan regido, todos, conjuntamente, nunca han afectado la vida del hombre sobre esta tierra tan profundamente como lo hiciera durante treinta y tres años de su breve vida un solo hombre”.
“Un solo hombre es el título de lo que te acabo de leer”, dijo el anciano al concluir. “Nunca lo olvides”.
Y el niño jamás lo olvidó. Porque ese niño, más de treinta años después, es el hombre que escribe este editorial para recordar a aquel anciano que fue mi abuelo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

A la memoria de Don José Bohn: Un hombre que merece de ser recordado

Primer matrimonio de
Don José Bohn con
Placentina Andes. 
 Don José Bohn nació en el año 1897. Los documentos del Registro Civil indican que era “natural de Rusia”, como estilaban escribir los funcionarios en las actas de casamiento y defunción en los años fundacionales de los pueblos alemanes, sin tener en cuenta de qué lugar de ese país provenían. También revelan que era hijo de Ana María Stremel y Jorge Bohn.

Don José Bohn desarrolló su vida entre Pueblo Santa María, donde tenía su residencia, y una chacra de su propiedad, la cual trabajó e hizo producir, fiel a la capacidad de crecimiento de todos los alemanes del Volga, que supieron progresar en esta tierra argentina que les abrió la puerta a la libertad.
Cultivó la tierra, labró su destino y una existencia basada en férreos principios morales, cuyos pilares eran Dios y una conductas ocial intachable.
El 15 de octubre de 1918 contrajo enlace matrimonial en la Iglesia Natividad de María Santísima, con Placentina Andes, hija de Elisabeth Schamberger y Jorge Andes, quien le regaló la dicha ser padre de 8 hijos: Blandina casada con José Streitenberger –que tuvieron 7 hijos-, Agustín con Nélida Besler – 4 hijos-, José con Plasentina Dornes -2 hijos-, Elisa (fallecida a los 7 años), Adán con Angélica Besler -2 hijos-, Amalia con José Dornes -5 hijos-, Ricardo con Graciana Dornes -3 hijos- y Guillermina con Ricardo Beier -4 hijos.
Segundas nupcias de
Don José Bohn
con María Hipperdinger. 
 
Una felicidad que duró pocos años. Porque en 1937 muere su esposa con apenas 35 años.
Fue una época difícil para Don José. Viudo y con 8 hijos. Una situación nada sencilla de afrontar. Por lo que fue menester comenzar de nuevo. Y es así como el 12 de octubre de 1939 contrae matrimonio con María Hipperdinger, hija de Juan Hipperdinger y Apolonia Heder; de cuya unión nacen 3 hijos: Josefina casada con Bernardo Beier –que tuvieron 4 hijos- , Graciano –soltero- y Luis con Irma Maier -2 hijos.
Habiendo hecho su vida y cristalizado sus sueños, en 1960, Don José Bohn entrega su existencia a Dios: fallece con sólo 63 años.
Su segunda esposa fallece en 1977.
De todos sus hijos, actualmente viven solamente cuatro: Amalia, Ricardo, Guillermina y Josefina. Y de los yernos y nueras, dos: Bernardo e Irma. Los demás ya han fallecido todos.
Don José legó a la posteridad una existencia digna, ejemplos para imitar, y una familia pródiga: varios hijos que continuaron la descendencia con numerosos nietos y bisnietos. Este rescate histórico era necesario como acto de justicia, homenaje y recuerdo permanente.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Rätsel (Adivinanzas en idioma alemán y español)


Rätsel

Im Lenz erfreu ich dich,
im Sommer kühl ich dich,
im Herbst ernähr ich dich,
im Winter wärm ich dich.
Der Baum
 .................................................
Ein rotes Gärtlein,
ein weisses Geländer,
es regent nicht hinein,
es schneit nicht hinein
und ist doch immer nass.
Der Mund
 ..........................................
Zwei Köpfe,
zwei Arme,
vier Augen,
sechs Füss:
Sag mir schnell an,
was ist denn dies?
Der reiter
 .............................................
Adivinanzas

En primavera te alegro,
en verano te doy sombra,
en otoño te prodigo sustento,
en invierno te caliento.
El árbol
 ..........................................................
 En un rojo jardincito,
existe un blanco campito,
donde no ingresa la lluvia,
tampoco la nieve,
y sin embargo, está siempre mojado.
La boca
 ...................................................................
Dos  cabezas,
dos brazos,
cuatro ojos,
seis pies:
dime pronto...
¿qué es eso?
El jinete y su caballo

Importa mucho más lo que tú piensas de ti...

Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.  

(Lucio Anneo Séneca 2 AC-65. Filósofo latino.)

Nunca dejes de luchar por tus sueños ni creer en tus ideas por lo que pueden llegar a pensar o decir los demás. Tú solamente escucha tu corazón y verás cuánta felicidad encontrarás en el camino rumbo a la concreción de tus ideales y tus proyectos.

Reconocimiento para Elizabeth Minig que participó en los Juegos Panamericanos

Elizabeth Minig es oriunda del Pueblo Santa María

En el marco de la sesión especial convocada por el Concejo Deliberante de Coronel Suárez se llevó a cabo, conforme lo determinó la declaración Nº 23 correspondiente al presente año, la entrega de reconocimientos a Elizabeth Minig, por haber integrado la delegación que participó de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011.
Elizabeth Minig se desempeñó como arquera del equipo femenino de fútbol en el mencionado evento internacional que se llevó a cabo en el presente año, surgiendo de la Escuela Municipal de Deportes, y en la actualidad integra el equipo de Boca Juniors de Capital Federal que participa en torneos nacionales.
Fotografías de Juan Schtre.

martes, 27 de diciembre de 2011

Desgarradora historia de vida


Mi padre se fue despacio, entre brumas de olvido y olor a morfina. Se fue apagando lentamente, lleno de pinchazos de agujas de suero que lo alimentaban y de jeringas que le inyectaban medicamentos. Se marchó consumiéndose en la cama, de tanto peso que fue perdiendo con los meses que pasó en el hospital. Los ojos vidriosos, el alma perdida en el cuerpo demacrado. Mirando a la nada, observando sin ver, sin conocer a nadie.
De vez en cuando hablaba de su pasado. Recordaba sus tiempos de la niñez. Evocaba a la abuela. Murmuraba malas palabras en alemán. Retaba, rezongaba, bufaba de dolor y desesperación. Peleaba con las enfermeras mientras tuvo fuerzas y ánimo. Decía que veía a su papá junto a la cama, contándole historias del lejano Volga. Explicaba que le decía que había llegado en un barco, que trabajó mucho, en las aradas, las cosechas, que lo explotaron los ricos, que lo engañaron y estafaron. Pero que, sin embargo, salió adelante y crió a once hijos.
En los últimos días jamás nos reconoció. Ni a mis hermanos ni a mí. Les preguntaba a las enfermeras quiénes eran esos extraños que se la pasaban sentados alrededor suyo, junto a la cama. Se enojaba con nosotros. Nos apuntaba con el dedo en señal autoritaria, indicándonos el camino de salida. ¡Pobre papá! ¡Tener que sufrir tanto después de haber luchado incansablemente para darnos la vida, la educación y mucho más! ¡Tener que morir de esa manera tan humillante! Haciendo sus necesidades en la cama, vomitando, llorando de angustia y dolor; de orfandad y soledad; abandonado del destino y de Dios. 

domingo, 25 de diciembre de 2011

Recuerdo la casa de mis abuelos


Paredes de adobe. Paja en el techo. Casa humilde.  Habitantes dignos. Un hombre, una mujer, nueve niños labrando la tierra. Se despiertan con el sol y se van a dormir cuando cae en el horizonte despertando a la luna y las estrellas. Siembran, cosechan, prosperan, crecen. Año tras año. Mientras los días pasan y con ellos la vida.
El arado va abriendo surcos en la tierra y el tiempo va trazando arrugas en las manos y las frentes de las personas. Las moldea, cincela su carácter, forja su voluntad, los vuelve tercos a la adversidad, y seguros frente a la fatalidad. Ni las tormentas furiosas, ni las heladas que todo lo marchitan llevándose cosechas enteras, doblegan sus espaldas. No hay nada que los venza. Nada pueda con ellos. Son obstinados.
Sin más arma que la esperanza, más fe que en Dios, y más sueño que transformar la tierra en prosperidad, continúan trabajando, trabajando, siempre trabajando.

Honraré la Navidad en mi corazón...

Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año. (Charles Dickens)

Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por...

Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños. (Pablo Neruda)

Feliz Navidad

 ¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar! (Por Charles Dickens)


sábado, 24 de diciembre de 2011

Así celebraban la Navidad los alemanes del Volga

“Los niños de las colonias esperábamos la llegada de la Navidad, en especial la Nochebuena, en un clima que nos mantenía inmersos entre la congoja y la felicidad. La congoja porque todos, sin excepción, sabíamos que desde alguna remota región arribaría el Pelznickel y que entraría a nuestro hogar golpeando sus cadenas y  lanzando al aire sus guturales y estentóreos gritos: vestido con un sobretodo oscuro, desaliñado, barba enmarañada, para recriminarnos las travesuras cometidas durante el año y revisarnos las uñas. Y felicidad, porque también aguardábamos la llegada del Chriskindle que, por el contrario, nos bendecía con su remanso de felicidad: era como un hada buena representando al Niño Jesús que nos trataba con cariño y nos llenaba las manos de golosinas.
En Nochebuena asistíamos a la Misa de Gallo, donde cantábamos el Stille Nacht y el Grosser Gott,  y a su regreso toda la familia se sentaba alrededor de la mesa, rezábamos el Padrenuestro y cenábamos. Finalizada la cena bailábamos valses y polcas y el 25 al mediodía se reunía la gran familia, padres, abuelos, nueras, yernos, nietos, un mundo de gente, para degustar cosas navideñas preparadas en el hogar. Era una fiesta muy hermosa”. (De los historiadores Popp – Denig – Seitz – Brebdel)

La celebración de la Navidad en las aldeas del Volga, en Rusia

La celebración de la Navidad en las aldeas Volguenses –cuentan los historiadores Popp y Denig- fue siempre la recordación festiva más importante y más esperada del año; ya sea por su significado y motivación o por coincidir con una fecha en que la gente estaba más desocupada de las obligaciones del campo. Por ocurrir en pleno invierno, toda la población se mantenía en su hogares y todos tomaban parte activa de la celebración; las representaciones alusivas al nacimiento del Niño Dios en las iglesias se revestían del máximo esplendor. Los niños tenían una especial intervención y recibían un regalo peculiar; era también motivo para lucir vestimentas nuevas.
Previamente a dicha fecha se limpiaban a fondo y pintaban todas las piezas de la casa y el grupo familiar reunido realizaba su propia instalación del “Nacimiento de Jesús”, de acuerdo a las costumbres y tradiciones; la Navidad en el Volga tenía la virtud de reunir lo más excelso del espíritu cristiano –el nacimiento del Salvador- con lo temporal , expuesto en la fiesta misma, en los regalos para premiar el comportamiento de los niños, la exhibición de los mejor de la casa y el lucimiento de la vestimenta, zapatos, sombreros, etc. Navidad significaba la fecha cumbre y divisoria del año, antes y después de Navidad.

La celebración de la Navidad en los pueblos alemanes de antaño, en Argentina

La fiesta comenzaba a medianoche con la Misa de Gallo (Mette, en dialecto), por supuesto, sin la clásica comilona moderna, ya que por ese tiempo la Iglesia era mucho más rigurosa y señalaba la víspera de Navidad con ayuno y abstinencia, que era cumplida rigurosamente por todos los habitantes de las colonias –recuerda el Padre Brendel.
En la oscuridad aparecía la iglesia rodeada de farolitos chinescos encendidos, que llenaba el ambiente de alegría, y allí, en la media luz de las velas y lámparas de kerosén, se cantaban los cánticos consagrados y comulgaba toda la población.
El tiempo anterior a la misa nocturna tenía su complemento propio –prosigue en sus memorias el Padre Brendel. Llegaba el Chriskindle (el Niño Dios), simbolizado por alguna muchacha vestida de hada y sacudiendo a falta de campanillas un cencerro campero y penetrando en los ya prevenidos hogares. La dulce figura impresionaba hondamente a los pequeños; pero la cosas cambiaban cuando repentinamente irrumpía en la habitación el Pelznickel (Nicolás el velludo), representación del demonio –al decir del Padre Brendel- molesto por el advenimiento del Salvador, quien envuelto en pieles y arrastrando una cadena de las de tiro, acusaba de faltas previamente conocidas, a los pequeños, los que eran defendidos por el hada navideña y arrojado el Pelznickel, quien se iba entre rugidos y golpes de cadena. La escena terminaba con reparto de golosinas que consolaban a los infantes del rato del Pelznickel.
Y así, por las calles de las colonias, llegaba el Christkindle, acompañado por un farol a kerosén, y a una media cuadra detrás, escandalizando a toda la comunidad con sus rebuznos  golpes de cadena, venía el Pelznickel… sudando bajo un sobretodo del tiempo de la arada, lleno de lana y peletería.

Navidad en los pueblos alemanes de antaño


Una vez preparados los corazones los alemanes del Volga se disponían a celebrar el Nacimiento de Jesús. La fiesta de Navidad tiene una doble proyección: recordar el inicio de la redención con el Nacimiento del Salvador y recibir al Señor que quiere nacer en el corazón del hombre. La fiesta de Navidad invita a reflexionar sobre el amor de Dios que viene a los hombres.

La Navidad enriquece la visión del plan salvífico de Dios y lo hace más humano y, en cierto sentido, más hogareño. Aunque esta fiesta apunta también a la celebración de la Pascua (la preparación para vivirla –el Adviento-) tiene un tono muy diferente, sin dejar de invitarnos al arrepentimiento y a la conversión, el ambiente que se vive en estos días, es en general, festivo y lleno de esperanza y alegría.
La Navidad es la fiesta más celebrada por los hombres. Es el recuerdo más universal y más gustado que el mundo tiene de Jesucristo. Pero, además de ser un recuerdo, la fiesta de Navidad es una acción salvadora para el hombre actual. Es el Dios inmenso y eterno que desciende a tomar la condición humana e irrumpe en el tiempo del hombre para que éste pueda alcanzarlo. Nadie, aunque quiera, puede permanecer al margen de este misterio. El mundo entero acepta el acontecimiento del nacimiento del Señor, como la fecha central de la historia de la humanidad: antes de Cristo, o después de Cristo.

Celebración litúrgica 

La celebración del misterio de Navidad comienza desde la tarde del 24 de diciembre, hasta la noche del día 25. En menos de 24 horas, la Iglesia proporciona a quienes quieren celebrar la venida del Señor, 12 lecturas bíblicas llenas de mensaje para una vida comprometida.
El día de Navidad para los católicos es día de precepto, es decir, se debe asistir a Misa aunque no sea domingo, pudiendo cumplirse este precepto si se asiste el 24 de diciembre por la tarde o a cualquier Misa del día 25.
Con la Misa vespertina del día 24 termina el tiempo de Adviento y se entra en la celebración del misterio navideño. Se leen textos del Profeta Isaías, anunciando con alegría la llegada del Salvador a celebrar sus bodas con la humanidad; de los Hechos de los Apóstoles, con el primer discurso de San Pablo, que da testimonio de Cristo, hijo de David, que viene a salvar a su pueblo; y desde luego, del Evangelio, con el relato del nacimiento de Jesús en Belén. 

Despedida del año del Taller Protegido de Pueblo Santa María


Despedida de año organizada por la comisión directiva.

El jueves 22 de diciembre se llevó a cabo una cena para despedir el año compartido entre operarios, la instructora del Taller Protegido, preparada y compartida con la comisión directiva, mientras disfrutaban de riquísimos postres, se organizaron a diferentes juegos de mesa.
Luego se le entregó a cada operario y a la instructora Gabriela Ullmann un presente navideño de parte de los integrantes de la comisión.
Para finalizar con un brindis por el hermoso año compartido y deseando buenos augurios para el próximo año 2012.





viernes, 23 de diciembre de 2011

Das Christkindie und der Pelnickel: antiguas tradiciones de Navidad

El viejo Papá Noel
en una ilustración del
año 1855.

Por Gerardo Waimann
Desde Buenos Aires

Siendo los alemanes del Volga un pueblo de profunda fe, no podían estar ausentes en la época navideña sus propias costumbres y tradiciones relacionadas con la religión. Entre las que pude rescatar de los libros, relatos familiares y experiencias propias, puedo citar:

1.- Christkindie

Los niños buenos recibían en Nochebuena la visita del Christkind, que se puede traducir como Cristo Niño o Niño Dios y era representado por alguna mujer del pueblo, vestida de hada con su vestido de novia, con la cara cubierta por un tul y una diadema en la cabeza.
Llevaba un farol y unas sonoras campanitas.
Des Christkind era recibida con canciones religiosas luego de varios días de preparación (en los cuales se recordaba a los chicos la necesidad de portarse bien y orar). Les hacía preguntas sobre los principios de la fe cristiana, y, antes de retirarse, les dejaba algunos dulces como regalo.

2.- Pelznickel

La eterna lucha entre el Bien y el Mal tenía sus representantes entre los Alemanes del Volga: a la bondad y el amor que supone el Christkind se le oponía el terror que causaba entre los niños rebeldes el Pelznickel (Nicolás velludo o Nicolás con tapado de piel).
Este siniestro personaje, extraña mezcla de Papá Noel / Santa Claus piquetero y linyera malvado (y del que mis hermanos, primos y yo mismo fuimos sus víctimas una Nochebuena en Darregueira, Buenos Aires, hace ya unos 35 años), era precedido días antes por los relatos de los adultos que preparaban el terreno entre las numerosas proles que jugaban por las calles de las aldeas, contándoles historias terribles sobre este hombre infame que venía a castigar a quienes se habían portado mal durante el año.
El Pelznickel tenía un aspecto sumamente desagradable: se vestía con ropas viejas, usaba una barba larga y desordenada, a veces tenía la cara cubierta con una capucha para no ser reconocido, y siempre, siempre, arrastraba una ruidosa cadena, la cual, según las historias de los adultos, usaba para atar a los niños desobedientes y sucios, y luego arrojarlos a un pozo.
En nuestro caso particular, el Pelznickel se hizo presente luego de la cena de Nochebuena y (ante el silencio cómplice de los adultos) con voz áspera y blandiendo la cadena nos acusó de nuestras faltas y nos obligó a rezar para no llevarnos consigo, lo que hizo llorar desesperadamente a mi hermanita. Luego, en actitud perdonavidas, nos dejó caramelos y se marchó.
(Con este relato se puede apreciar fácilmente que nuestros antepasados alemanes no eran muy partidarios de las teorías de sicología infantil de Jean Piaget. Más bien diría que eran devotos del sistema pedagógico de la alpargata).
Este es mi pequeño aporte para estas Fiestas. Saludos cordiales y una feliz Navidad para todos.
Por las dudas cierren bien la puerta esta Nochebuena, para que no entre el Pelznickel.

Recuerdo las navidades de mi infancia


 Por Jesús Carpio

Recuerdo aquellas navidades, sin arbolito ni grandes comilonas a las 12 de la noche. Mis hermanos y yo, nunca esperábamos regalos ostentosos, solo algún que otro juque, que nos iluminara los ojos, pero sobre todo el alma.
Era todo lo que la economía de papá podía comprar. Más, a cambio de aquellos regalos que asombran la inocencia de los niños de hoy, los niños de ayer, o por lo menos los niños de aquel ayer, nos contentábamos realmente con poco.
Una bengala encendida antes de las 12, un emocionado: "¡Ya nació el niño Dios!", la alegría en los ojos de mamá...
¿Era necesario pedir más? 
Nosotros los niños, nunca esperábamos las 12 de la noche despiertos, la tradición de todos en casa era que nos fuéramos a dormir mucho antes, con la promesa: "mañana al despertar verán lo que el niño les ha traído".
Así, prestos nos íbamos a dormir, pensando en maravillas, preciosas maravillas de las que sólo pueden imaginar los niños en Nochebuena.
Al amanecer, ni bien nos revolvíamos en nuestras camas con los primeros albores del nuevo día... ¡Oh sorpresa! ¡Si! ¡Era verdad! ¡El niño ha llegado hasta nosotros y nos ha dejado sobre la cama... hermosos regalos!
¡Cómo no recordar esas emociones! ¡Cómo olvidar aquel sonido mágico del juguete dentro de aquel papel multicolor!
Recuerdo las navidades de mi infancia, algo lejanas en el tiempo, pero sin duda alguna, nada lejanas para el corazón.
Seguro que tampoco lo son para tu corazón...

La verdadera historia de Papá Noel (Pelznickel)

“La imagen que conocemos 
actualmente del clásico Santa 
Claus, fue modificada por el 
inmigrante alemán, Thomas Nast, 
quien lo ilustra para el semanario
 “Harper”, en 1864, mostrándolo
 con el traje rojo, las botas, 
un gran  saco de juguetes y 
entrando en una chimenea”.
Que luego a su vez,
fue modernizado y popularizado
 por la empresa Coca Cola
 Por Blanca Arias de Anda 
 Fuente: Catholic.net 

Con  el mes de Diciembre, poco a poco las casas van mostrando sus variados adornos y luces multicolores. Se aproxima Navidad. La fiesta del amor hecho hombre y de la generosidad en el compartir de los bienes del mismo modo que Dios comparte con nosotros la naturaleza humana. Cada año, los católicos enfrentamos una lucha por rescatar a Jesús de entre tantas “Fiestas, comidas, regalos, adornos, compromisos etc.”
Sin embargo creo que también debemos esforzarnos por rescatar del dominio de los comerciantes todo lo que realmente nos pertenece como católicos, en especial me quiero referir a la tan maltratada imagen de Papá Noel. Si, leyó usted bien, y tal vez le sorprenda esta inquietud mía. Pero la verdad es que he escuchado decir a más de un católico, refiriéndose a Papá Noel, el ”gordito de barbas blancas”, ocupando el lugar de quien la misma Iglesia se encarga de ponernos como ejemplo de devoción a Jesús Niño, de paciencia, fe en la persecución y sobre todo generosidad. Si, nuestro maltrecho Papá Noel, que no es otro más que San Nicolás de Bari.
Desdichadamente los católicos nos hemos dejado robar de la mercadotecnia que, con tal de vender en estas fechas, ha sido capaz de inventar a través de los años malformaciones tales como el taller de juguetes, el simpático reno Rodolfo, y hasta la misma Sra. Claus. Bueno, eso es lo que nos venden las miles de promociones y películas de temporada.
A continuación una breve reseña de su vida y del porqué se ha desvinculado de la Navidad. Le invito a leer este artículo y después, saque usted sus conclusiones. 

San Nicolás de Bari nació en el año 310 después de Cristo, en un tiempo de persecución, donde la enseñanza de la doctrina de Jesús suponía estar en Contra del Imperio Romano. Por lo alejado de la época es difícil saber con exactitud su nacionalidad. Países como Rusia, Turquía y en general medio Oriente se atribuyen este privilegio. Los padres de Nicolás que eran gente adinerada habían inculcado en su hijo el espíritu de generosidad entre otras virtudes, de modo que en una ocasión cambió a su caballo por un esclavo en una subasta para regalarle su libertad, lo que provocó la burla entre los paganos. Todas las caridades las hacía en nombre de Jesús y con su ejemplo muchos se convertían a Cristo. Siendo aún muy Joven mueren sus padres y comienza a dar a manos llenas entre los más necesitados. 
Se cuenta que en una ocasión supo de tres jovencitas que pretendían casarse pero su padre no podía pagar la dote correspondiente. Al saberlo Nicolás (pretendiendo realizar la caridad sin ser visto), dejó caer por la chimenea unas monedas de oro que coincidentemente cayeron en unas medias de lana que las jóvenes habían dejado secando (por eso se cuelgan las medias tejidas que sirven para que ahí nos deje a nosotros los regalos que el niño Jesús nos manda desde el cielo, y por eso es el mito de que no puede ser visto por los que recibirán el regalo). Así, es conocido como el patrono de las parejas que desean tener un buen matrimonio y como protector de las familias en problemas económicos. En algunos países su imagen aparece con tres monedas de oro en las manos.
En esos tiempos era emperador Diocleciano quien ordena a César Galerio acabar con los cristianos con toda la fuerza. Es en esta época que San Nicolás es nombrado Obispo de Myra Turquía (de ahí el color rojo de su vestimenta).
A pesar de vivir la feroz persecución Nicolás no perdía su sentido del humor y su alegría, especialmente al platicar con los niños acerca del Nacimiento de Jesús, en quién ponía toda su Esperanza (de ahí el amor a los niños y el típico Jo, Jo, Jo).
En una de las persecuciones fue aprehendido y encarcelado por casi 30 años. Aún desde la cárcel se sacrifica y ora por su Iglesia, a pesar que los soldados romanos se burlaban de Él diciéndole que ya se había acabado la fe en Cristo.
Al convertirse al cristianismo el emperador de Roma, Constantino, hijo de Santa Elena, el Obispo Nicolás fue liberado, ya anciano con el pelo largo y la barba blanca, y convencido que era el único creyente que quedaba, regresa a su ciudad dispuesto a empezar otra vez la Iglesia de Cristo.
Su sorpresa fue grande cuando llegando al lugar observa la Catedral que había sido reconstruida y en ella los Cristianos entonaban el cántico Adestae Fidelis ya que estaban celebrando la fiesta de Navidad (por eso la relación de Navidad con la llegada de San Nicolás).
Se dice que asistió al Concilio de Nicea (325 dC) y también que sofocó un motín en Taifalea, Frigia. Y que sostuvo con su dinero y con su fe a su pueblo y a ciudades como Patara y Lycia de Kalamaky que vivían hambrunas.
Uno de los milagros más sorprendente es el de haber resucitado por su intercesión a tres niños que habían caído de un árbol y muerto al instante. Motivo por el cual también se le representa con tres niños a su lado. A pesar de ser anciano, seguía viajando, evangelizando y entregando juguetes a los niños para recordar a todos que en Navidad recibimos el mejor de los regalos a través de Cristo, la esperanza de la salvación Eterna.
Sus restos descansan en la Basílica de San Nicolás, en Bari, Italia, desde el siglo XI (1087). Y a falta de precisión de su fecha de paso a la vida eterna lo veneramos (o deberíamos) el 6 de Diciembre.
La imagen que conocemos actualmente del clásico Santa Claus, fue modificada por el inmigrante alemán, recién llegado a Nueva York, el protestante Thomas Nast, quien lo ilustra para el semanario “Harper”, en 1864, mostrándolo con el traje rojo, las botas, un gran saco de juguetes y entrando en una chimenea.
Por ser uno de los primeros santos de nuestra Iglesia su nombre se ha modificado con los siglos del vocablo sajón Saint Nickleaus, a santa Claus.
Espero que el conocer este artículo le impulse a saber más acerca de este gran Santo, ejemplo de virtudes, que tanta falta le hacen a esta temporada Navideña, y dar a conocer a nuestros niños y jóvenes a San Nicolás, el verdadero Santa Claus.

Algunos datos fueron tomados del libro El Sentido de la Navidad de María Eugenia Alvarado de Arcos, entre otras fuentes.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Fotografías antiguas. ¡Qué linda época, la época de nuestros ancestros!

¡Aquellos lejanos y bellos tiempos en que la gente de Pueblo Santa Trinidad bailaba al compás 
de la música de Evaristo Paul y José Gertner! 
José Berger, Luis Schmidt, Carlos Appelhanz, Raúl Baier y Juan Schmidt, parados frentes 
al bar que perteneció a don Buch y estaba ubicado en calle 9 de Julio, en Pueblo Santa María.
De izquierda a derecha, arriba: Omar Rack, Ester Rack, Néstor Duckwen, Lidia Graff y José María Rack; segunda fila: Manuel Recofsky, María Angelina Seitz, Beatriz Kaul, Delia Lambrecht, Ángel Seitz y Miguel Ángel Graff; tercera fila: Pedro Benito Graff, Angelina Graff, Susana Urban de Graff, Aurelia Graff, Ernesto Lambrecht y Jorge Lambrecht; cuarta fila: “Lalo Graff, “Tino” Graff, Nora Rack, Alcira Kaul, Norma Graff, Alberto Graff, Rubén Recofsky, Rosa Graff, Alicia Graff, Roberto Rufino Graff, Silvia Kaul y María Carmen Recofsky



Arquitectura del siglo XIX de la república de Russlanddeutsches


Balzer - Una escuela pública
Wolgadeutsche.
Este material es cortesía de DIE GESCHICHTE DER WOLGADEUTSCHEN, una sociedad cultural de los Wolgadeutsche en Rusia. (Traducción de Miguel Khorovodov).


Los germanos rusos no sólo tenían numerosas colonias en las orillas del río Volga, sino llegaron a tener su propia república de Russlanddeutsches. Y si bien esa república de los germanos rusos compartía las leyes de Rusia, tenía sus propias escuelas y una universidad. Además todos los trámites oficiales se hacían en su idioma propio -alemán Wolgadeutsche (no confundir con alemán de Alemania). Capaz para uno es difícil de imaginarse el grado de la autonomía de esta república, por eso les invito a imaginarse una provincia argentina entera, Tucumán, por ejemplo, hoy en día hablando alemán, y con todo el papelerío burocrático en alemán!!! Suena algo fantástico, difícil de creer… ¿Verdad? 
Balzer - Casa de un Pastor
Era una república muy prospera. Tenía una industria agropecuaria de avanzada, sus propios bancos, fábricas, barcos a vapor y ferrocarril. Cada aldea tenía su propia iglesia y la gente tenía una moral ejemplar porque fue estrictamente instruida en las enseñanzas de Jesucristo. Los edificios de aquella época son sólidos y espaciosos. Capaz hoy en día la arquitectura del siglo XIX no nos va a impresionar, pero la calidad de construcción es asombrosa. Y ahí les presento fotos de algunos edificios construidos hace 120-140 años (en el siglo XIX) en la cuidad Wolgadeutsche llamada Balzer. A propósito, en mi trabajo tenia a un amigo llamado Georg Balzer.

Balzer - Una fabrica Wolgadeutsche
de textiles.

Historia de la Navidad

http://www.navidadlatina.
com/historia

Por Juan M. Ballesteros


El día de Navidad es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Mateo y San Lucas. Después de la Pascua de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.
Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.
De esta manera seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera.
La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.
Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.

Edad Media, nacimientos y villancicos

Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.

Siglo XIX, árbol y postales de Navidad

La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.

Santa Claus y el Espíritu de Navidad

La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad. En Rusia lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo.

Navidad hoy día
Actualmente, la Navidad es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares.
En Occidente se celebra la Misa del gallo en iglesias y catedrales. En los países de América Latina, de arraigada tradición católica, se celebra especialmente la Nochebuena (24 de diciembre) con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales.
También se acostumbra asistir a la Misa del gallo y celebrar con cohetes y fuegos artificiales.