Rescata

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viernes, 15 de marzo de 2024

El horno de barro y los Dünnekuchen de la abuela

Fotografía de noticiasd.com
Don José encendió el horno de barro, que él construyó con sus manos, hace cuarenta y ocho años, cuando se casó con doña Elvira y se mudó a la casa. Lo hizo con tallos secos de cardo y unas pocas astillas cortadas con el hacha de manera fina y prolija. Sobre esto había colocado ramas más gruesas y pequeños troncos para generar no solamente abundante llama sino, una vez consumido, carbón para distribuir uniformemente en el interior del horno.
En el interior de la casa, doña Elvira trabajaba denodadamente con sus manos, un mazacote de harina, huevos, crema y varios ingredientes más, que tenía sobre la mesa, rodeada de varias fuentes que esperaban su turno para ser llenadas y llevadas al horno. Mientras el reloj marcaba las cuatro y media de la mañana, tomó el palo de amasar. Con paciencia, delicadeza y no sin esfuerzo físico, fue trabajando la masa y distribuyéndola equitativamente en las fuentes. Finalmente tomó una sartén de la cocina a leña para concluir poniendo sobre la masa, anteriormente distribuida en todas las fuentes, una cobertura de grumos. Ya estaban listos los Dünnekuchen para ser llevados al horno, una vez que hubieran levado lo suficiente.

domingo, 3 de marzo de 2024

¡Santa María logró batir su propio récord! Un strudel de 71,90 m en este domingo inolvidable!!

 Felices de poder compartir con todos los que nos visitaron y con quienes nos acompañan de forma virtual, les dejamos las imágenes de lo que fue la medición de la elaboración final del Strudel que en poco tiempo se va a proceder a cortar y a repartir para que todos los amigos que nos visitaron puedan probar y degustar esta delicia.
No olviden que la receta del Strudel y sus variedades, una mas exquisita que otra, la encuentran en mi libro "La gastronomía de los alemanes del Volga", que rescata mas de 150 recetas tradicionales de la cocina de las abuelas. Es un legado que permanecerá por siempre en cada familia.


Una obra de restauración sin igual

 En el marco de la 9º edición de la Strudel Fest tres vecinos de la localidad, el Sr. Alberto Beier, el Sr. Cesar Schwerdt y el Sr. Cito Reeb y un grupo de colaboradores, realizaron la presentación de un carro del año 1877 que fue realizado en su totalidad por el, ya fallecido, Sr. Don Alejandro Streitenberger Maier, un personaje sin igual (historiador, escritor, inventor, músico, entre muchas otras cosas) de pueblo Santa María. En esta oportunidad el carro que se encontraba fuera de circulación, fue restaurado y puesto en marcha por estos tres vecinos que en un trabajo mancomunado que les insumió al menos tres años y con la colaboración de otros integrantes del pueblo que hicieron posible este hecho, se presentaron en el escenario principal desfilando con este carro que es testigo viviente de lo que fue su gente y sigue siendo hoy día. Ingenio, trabajo en equipo, tenacidad, fuerza de voluntad y espíritu solidario hacen posible este acontecimiento trascendental para la identidad y el rescate de lo que fue la vida en esta colonia. Como se rescata en palabras las vivencias, costumbres y tradiciones de las aldeas y colonias fundadas por alemanes del Volga en mi libro “Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga”. Una obra literaria que consta de dos partes, la primera la recopilación de vivencias, costumbres, tradiciones, relatos históricos de pobladores que nos han dejado sus vidas como ejemplo y la segunda parte del libro una muestra fotográfica de época de lo que fue la vida en las aldeas y colonias de la provincia de Buenos Aires. Un libro histórico imperdible y digno de leer para todo descendiente de alemanes del Volga.



Fotografías de María Claudia Melchior

Fotografías de los ganadores del Torneo de Koser que se llevó a cabo ayer

Compartimos las fotografías de las parejas ganadoras del multitudinario Torneo de Koser que sedesarrolló ayer en la Plaza del Inmigrante- Paseo Juan Carlos Roht con motivo de la 9º edición de la Strudel Fest, que se está llevando a cabo en Pueblo Santa María, Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires.
Felicitaciones a los ganadores y a los organizadores del evento.
También felicitaciones a los organizadores por mantener vivo el juego tradicional de nuestros ancestros, juego, para los que deseen aprender a jugarlo, rescato en mi libro "La infancia de los alemanes del Volga". 



Fotografías de María Claudia Melchior

miércoles, 28 de febrero de 2024

La aldea siempre fue nuestra patria cotidiana

Pueblo Santa María, Partido de Coronel Suárez, Provincia de Buenos Aires
 La aldea era la patria de nuestra infancia, con sus casas típicas, sus costumbres, su lengua y sus familias integradas por personas de bien, de palabra, que mantenían el compromiso asumido durante toda la vida.
Por eso los almacenes vendían su mercancía a crédito, anotando lo que el cliente se llevaba en una libreta, deuda que recién se cancelaba a fin de mes, cuando el papá cobraba su sueldo en el campo.
Se cocinaba todos los días y varias veces al día, usando productos caseros de la huerta, y amasando los propios fideos. Y se compartía la mesa con los padres, tíos y abuelos, y la comida que sobraba se reservaba para los vecinos, porque el barrio y la aldea eran una gran familia.
Los juegos de los niños en verano eran a la tardecita, cuando los mayores se sentaban en la vereda a tomar fresco. Se jugaba a la rayuela, a la escondida, a la mancha, a la farolera, a los Kosser, a la payana.
La vida en la aldea era sencilla pero hermosa, donde todos se conocían, los familiares y amigos se visitaban después de cenar, comían girasoles, conversaban sobre los trabajos que se realizaban en los campos, los niños que nacían, proyectaban el futuro para sus hijos y, en definitiva, eran felices. 

sábado, 24 de febrero de 2024

Se viene la 9° edición de la Strudelfest

Una fiesta con grandes y populares eventos que se llevará a cabo en Pueblo Santa María, Partido de Coronel Suárez, Provincia de Buenos Aires, durante el primer fin de semana de marzo, sobre la Avenida 11 de Mayo y en La Casa del Fundador".




Programa de “La Casa del Fundador”

Sábado 2 de marzo:
 Visita a Casa Museo: durante todo el día las puertas abiertas de la primera casa de la colonia mostrando como vivían nuestros abuelos y recordando historias de antaño.
 En el patio: Poder recorrer nuestro amplio patio y disfrutar de una merienda bajo la sombra de nuestro parque forestado escuchando toda la música típica.
Juegos típicos: distintos atractivos para los chicos y grandes con juegos tradicionales.
 Por la tarde 17 hs.: se encienden nuestros hornos de barro (Backhouffen), siendo un show único en su tipo para cocinar la más exquisitas comidas típicas.
Por la noche 21.30 hs:
 Cena en nuestros salones comedor. Menú: típico de carne y papas al horno de barro, ensalada, Füllsen, vinos, gaseosas, agua, cerveza artesanal Fundador, postre Strudel Gedehendes . la mejor música alemana a cargo del profesor Carlos Polak y videos históricos en pantalla. Previa reserva.
Reservas al 414425
 Cena en nuestro patio cervecero. Menú: carne tiernizada y papas al horno. Bebidas varias acompañadas por la mejor música típica en un predio totalmente iluminado.

Domingo 3 de marzo:
 8 hs.: se encienden nuestros hornos de barro (Backhouffen), siendo un show único en su tipo para cocinar la más exquisitas comidas típicas.
 Visita a Casa Museo: durante todo el día las puertas abiertas de la primera casa de la colonia mostrando como vivían nuestros abuelos y recordando historias de antaño.
 Estacionamiento gratuito dentro de nuestro predio para poder estar más cerca de los espectáculos y escenarios de la StrudelFest.
 En el patio: Poder recorrer nuestro amplio patio y disfrutar de una merienda bajo la sombra de nuestro parque forestado escuchando toda la música típica.
 Juegos típicos: distintos atractivos para los chicos y grandes con juegos tradicionales, inflables para chicos y no tan chicos además de otros juegos.
 Almuerzo en nuestros salones comedor. Menú: Menú típico de carne y papas al horno de barro, Füllsen, vinos, gaseosas, agua, cerveza artesanal Fundador, postre Strudel Gedehendes . la mejor música del acordeón de Carlos Polack y videos históricos en pantalla. Reservas al 414425
 Mediodía Patio, comidas tradicionales: carne tiernizada al horno y papas al horno.
 Bebidas: cerveza varias, cerveza artesanal “Fundador” alemana, agua, gaseosas.
 Por la tarde:
• Venta de Kreppel, Füllsen y Strudel Gedehende.
• Inflables, toro mecánico y demás atractivos para los más chicos.
Espectacular fin de semana para que toda la familia disfrute de una jornada como el equipo de “La Casa del Fundador” te sabe brindar.

martes, 13 de febrero de 2024

La infancia de los Alemanes del Volga

 Una latita de sardinas oxidada encontrada revolviendo la basura de la familia pudiente de la
aldea, era el autito, en realidad un camión, como el que tenía dl vecino de la otra cuadra de mi casa y que trabajaba en una empresa constructora.
Imitaba el sonido del camión y al tarrito lo cargaba con tierra para construir los caminos y puentes que surgían de mi imaginación. También transportaba agua para afirmar la tierra y piedritas para dar forma a las rotondas.
Otras veces, la latita se transformaba en carro y la enganchaba a dos Koser, que imaginaba dos potentes caballos que arrastraban los cereales que cargaba. Podían ser arvejas o porotos que a hurtadillas sacaba de la alacena de la cocina, bien ocultos, en los bolsillos. Semillas que después olvidaba y al mes nacían plantas de porotos por doquiera.

sábado, 10 de febrero de 2024

La huerta familiar, un clásico del verano

La familia alemana del Volga, como la de todos los inmigrantes que hicieron grande a este país, eran expertos en huertas, en generar sus propios alimentos, en comprar lo menos posible en los almacenes de ramos generales. Las aldeas se autoabastecían completamente. No solo eso, sino que aprovisionaban productos de verano para pasar los largos y crudos inviernos.
Las huertas tenían canteros de todo tipo de vegetales, hortalizas y verduras, que se mantenían limpios de yuyos, para lo que se usaba la pala, la azada y el rastrillo, producción que era regada a la mañana temprano y a la tardecita, con la colaboración de todos los integrantes de la familia, con la regadera y enormes baldes, generalmente sacando agua de un tambor que se llenaba con la bomba o con el molino, para que adquiera temperatura ambiente.
En el centro de la huerta se colocaba un espantapájaros, usualmente confeccionado con un saco y un sombrero viejo, y sobre algunos canteros, como los de la lechuga y de la remolacha, por ejemplo, se colocaban rectángulos de alambre tejido o hilos con tiras de cintas de colores, para que los pájaros no se vayan comiendo las plantitas mientras nacían. Asimismo, la huerta estaba cercada con alambre, para evitar que las vacas, las ovejas o cualquier otro animal doméstico ingresara para hacerse un festín, con tanta variedad de plantas y tonos de verdes.
De la producción que sobraba, luego del consumo familiar y de compartir con parientes, amigos y vecinos, se cosechaban y se trabajaba para llenar grandes barriles con Sauerkraut (chucrut) y Sauerkumer (pepinos en conserva), además de hacer otras variedades de conservas y encurtidos, cuyas recetas y secretos llegaron hasta nuestros días.

jueves, 8 de febrero de 2024

Die Blater (la bosta de vaca)

 Juan descargaba los Blater (bosta de vaca) del carro tirado por dos caballos sobre la carretilla, después la conducía al interior del Schepie (galponcito de chapa), donde, con meticulosa paciencia, los estibaba. Después regresaba con la carretilla vacía rumbo al carro para repetir la operación una y otra vez, hasta vaciar el carro.
Tarea que le llevaría toda la tarde, como le sucedió ayer. A la mañana salía al campo de un chacarero conocido en compañía de toda la familia, esposa y los hijos, hasta los más pequeños, a juntar y cargar la bosta al carro, almorzar un poco de pan con chorizo seco, algo de carne, unos mates, y emprender el regreso para volver a descargar y estibar en el Schepie.
Así, día tras día, durante una semana entera. En pleno mes de enero, en la época de más calor. Era menester aprovechar el tiempo seco y los días libres en el campo. Todos terminaban con las manos callosas y llenas de espinas.
La idea, como la de la mayoría de los colonos de la aldea, era acopiar suficientes Blater para pasar el frío invierno. Era necesario mucha cantidad de Blater para alimentar la cocina a leña durante toda una jornada, para cocinar varias veces al día y mantener el ambiente caliente.

Más tradiciones, costumbres y recuerdos en mi libro "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga".

jueves, 25 de enero de 2024

Conservar nuestro sentido de pertenencia y con ello nuestros valores que nos identifican como descendientes de alemanes del Volga

Rescatar y revalorar la cultura ancestral de nuestra colectividad es identificarnos con nuestras raíces más profundas para comprender nuestra identidad personal y definir conceptualmente el por qué somos como somos individual y comunitariamente. Es saber el por qué de nuestra fuerza de voluntad primigenia, ese sentido tan arraigado de sentirnos capaces de enfrentarnos a cualquier dificultad y vencerla, esa contracción al trabajo y al esfuerzo puestos al servicio del crecimiento con dignidad y honestidad.
Por eso es importante tomar consciencia de que las personas mayores tanto como los escritores dedicados a investigar el pasado de los pueblos son de vital importancia para la recopilación de información del ideario colectivo como fuente de conocimiento y esencia de identidad, para mantener nuestra verdadera esencia, nuestro sentido de ser, nuestro origen, nuestra historia, nuestro sentido de pertenencia y con ello nuestros valores que nos identifican como descendientes de alemanes del Volga.

En búsqueda de nuestra identidad

 Desentrañar el por qué de nuestra identidad: por qué somos como somos, por qué nos gustan las cosas que nos gustan, por qué nos comportamos como nos comportamos… preguntas cuyas respuestas nos definen no solamente como personas individuales sino también seres humanos que integran una sociedad multicultural, como la Argentina, construida sobre la base de un crisol de razas.
Para encontrar las respuestas a todas estas preguntas es fundamental mirar hacia el pasado, dialogar con nuestros mayores, escuchar lo que nos tienen para contar de sus experiencias de vida, y leer libros que tratan el tema, que lo profundizan, que aportan detalles y datos, como los de Julio César Melchior:
.- "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga"
.- "La infancia de los alemanes del Volga"
.- "La vida privada de la mujer alemana del Volga"
.- "La gastronomía de los alemanes del Volga".

sábado, 6 de enero de 2024

Una tradición perdida (Día de Reyes en las aldeas y colonias fundadas por descendientes de alemanes del Volga)

 Cada 6 de enero, jornada en que se conmemora el Día de Reyes en las aldeas y colonias fundadas por descendientes de alemanes del Volga, se llevaba a cabo una tradición que se denomina “gross neujahr” que en su traducción literal puede leerse como Año Nuevo Grande.
Su desarrollo estaba a cargo de los hombres, que salían con el amanecer a recorrer los hogares de familiares y amigos a desear feliz año a cambio de un Schnaps, es decir, una copita de licor casero o algún símil.
En cada vivienda se los recibía con entusiasmo y alegría, en las que no faltaban la música y las canciones picarescas. Sobre todo, a medida que avanzaba la mañana, las reuniones y los Schnaps se multiplicaban, y el licor comenzaba a hacer su efecto.

Las fiestas de fin de año: costumbres y tradiciones

Las fiestas, celebraciones, conmemoraciones y ritos comenzaban al aproximarse el final de noviembre, cuando se iniciaba el mes de Adviento, con el que se preparaban las almas para recibir al Niño Jesús el 25 de diciembre, noche en que toda la comunidad, quedando exceptuados los enfermos, asistía a la medianoche a la Misa de Gallo o Mette, después de la cual, habiendo regresado las familias a sus hogares, recibían la visita del Pelznickel y el Christkindie, siendo el primero una especie de ogro que hacía expirar sus culpas a los niños traviesos y la segunda, un hada buena simbolizando el amor que Jesús traía al mundo con su nacimiento.
Los festejos continuaban el primer día del nuevo año, cuando los niños, en tropel, recorrían las aldeas y colonias desde el amanecer, a desear, a desear un venturoso Año Nuevo a familiares y amigos, recitando antiguos versos compuestos para tan trascendente ocasión.
Y finalizaban el Día de Reyes, con el “gross neujahr” tal como ya describimos en detalle al inicio de esta nota, cuando explicamos que el “gross naeusjahr” era el Año Nuevo Grande.

viernes, 5 de enero de 2024

Hoy cumple años Colonia Hinojo, la colonia madre de los alemanes del Volga

Un 5 de enero pero de 1878 se fundaba Colonia Hinojo, en el partido de Olavarría, provincia de Buenos Aires, el primer asentamiento alemán del Volga en la República Argentina. Los fundadores habían nacido en la aldea Kamenka. Traían consigo su lengua, su arquitectura, sus costumbres, sus tradiciones y su idiosincrasia. Un legado cultural que conservan con orgullo sus descendientes. La colonia madre fue fundada, entre otros, por Andrés Fischer, Jorge Fischer, José Kissler, Miguel Kissler, Andrés Kissler, Pedro Pollak, José Simon, Juan Schamber, Jacobo Schwindt y Leonardo Schwindt, acompañados por sus esposas e hijos.

Todavía se conservan algu­nos testimonios de esas primeras épocas, como por ejemplo un breve manuscrito que el Schulmeister José Gottfried encontró en la iglesia local. Se lee allí que: "Duros fueron los primeros tiempos, nos decían nuestros abuelos (...) primero el idioma (...) los pajonales (sic), no se divisaba más que unos metros y el poco tiempo transcurrido de la con­quista de (sic) desierto siempre quedaban algu­nos indios los hombres (que) tenían que (ir) a sus chacras a trabajar (ilegible. Quizá: "les temían").
Con mejor sintaxis pero con datos parecidos, informa a su vez esta otra reseña: “Llegaron hasta un lugar llamado San Jacinto. Lo único que respondía a ese nombre eran los pa­jonales, donde los patriarcas permanecieron unos dos años, debiendo organizar continuamente guar­dias, armados con implementos antediluvianos pa­ra defenderse de los malones indios."
De cualquier forma, los rastros de esta primera fundación prácticamente se han perdido.
“A raíz de algunos conflictos sus­citados con otro grupo de colonos, en este caso franceses esta­blecidos en la zona acogida por la misma ley de colonización, los alemanes solicitaron y obtuvieron el permiso para trasladar­se a un kilómetro de distancia”, escribe Olga Weyne.
Acordado este permiso, desmontaron todas las viviendas para trasladarlas al nuevo destino, al cual llegaron pocos días después nuevos emigrantes del Volga en cantidad bastante apreciable.
Así quedó fijado el lugar definitivo de co­lonia Hinojo.
Como las familias estaban formadas por personas todavía jóvenes y los hijos eran nume­rosos, tanto los hombres como las mujeres, al principio, tuvieron que realizar tareas sumamen­te agobiadoras, no sólo en la casa sino también en el campo. Uno de los más jóvenes principian­tes, el primer año, contra viento y marea pudo sembrar de cuatro a cinco hectáreas; el segundo año anduvo mejor y llegó a las 14 hectáreas.
Después de fundarse la colonia de Hinojo, se desplazó otra corriente inmigratoria desde el Volga y unas veinte familias fundaron la colo­nia Nievas, llamada también Holtzen. El cielo los favoreció y, obteniendo buenas cosechas en los años siguientes, pudieron acomodarse bien. La producción abundante de la hacienda sumó nue­vos ingresos, que fortalecieron la economía que ya tomaba bases sólidas.
Estas circunstancias estimularon su progreso y dos años más tarde se fundó colonia San Miguel.
Los colonos orientaron sus ac­tividades hacia las dos ramas fundamentales del campo: agricultura y ganadería. Las chacras de las tres colonias contaban con pasto muy bueno para la hacienda. Ese fue un factor de peso pa­ra que algunos se consagraran con preferencia a lo último, por lo cual podía observarse chacras que contaban hasta con mil y dos mil cabezas de animales, entre vacunos, lanares y equinos.

sábado, 30 de diciembre de 2023

Quién se acuerda de esta tradición de Año Nuevo: Wünsche gehen?

 “Cuando éramos niños, el día de Año Nuevo era para nosotros una jornada de fiesta” -recuerdan
los más ancianos de la colonia. “Salíamos a visitar a toda la parentela vor wünsche (para desear feliz Año Nuevo). Entrábamos en todas las casas para desear un feliz comienzo de año a todos los integrantes de cada familia, y ellos, a cambio, nos obsequiaban masitas caseras, unas golosinas, escasas en aquel tiempo, y un poco de dinero, cuando había. Para los niños humildes de la colonia era, quizás, la única fecha del año en que recibían una golosina. Por eso no dejábamos de visitar ningún pariente ni amigo. Con cada regalo armábamos un paquetito que llamábamos Pindle: poníamos las golosinas en el centro de un pañuelo y uníamos sus cuatro puntas mediante un nudo”.


Así comenzaban Año Nuevo los niños de la colonia

El primer día del año los niños se levantaban bien temprano a la mañana, casi con el amanecer, para saludar a sus padres deseándoles feliz año nuevo, recitando un poema varias veces centenario y de autor desconocido, que dice así: Vater und Mutter ich wünsche euch glückseeliges neusjahr, langes leben und Gesundkeit; frieden und einigkeit und nach eren Tod die ewige klückseeligkeit”. “Das wüsnsche mir dir auch”, respondían mamá y papá mientras les obsequiaban algún presente.
Cumplido este ritual, los pequeños salían a visitar a parientes y amigos para también desearles la felicidad en el año nuevo que comenzaba. Pero esta ocasión el poema era otro: glück und segen / auf allen Wegen! / Frieden im Haus / jahrein, jahraus! / In gesunden und kranken Tagen / kraft genung, Freud und Leid tragen! / Stets im Kasten ein stücklein Brot, / das geb’ uns gott!
Al finalizar la jornada todos los niños de la colonia, sobre todo los más humildes, se sentían dichosos con la enorme cantidad de regalos que lograban reunir tras una larga jornada de “trabajo”, visitando tíos, abuelos y demás parientes (Autor: Julio César Melchior).

domingo, 24 de diciembre de 2023

¡Feliz Navidad!

 Es mi deseo que esta Nochebuena nos encuentre a todos juntos alrededor de la enorme mesa familiar, celebrando el nacimiento del Niño Jesús, tal como lo hacían nuestros ancestros, con los corazones plenos de alegría y bienestar, compartiendo el don supremo de estar unidos y agradecidos al Señor por los dones recibidos y por los que vendrán.¡Feliz Navidad!

jueves, 21 de diciembre de 2023

¡Das Christkindie kommt!

 ¡Ahí viene! ¡Ahí viene!
El niño Jesús
caminando por las calles
de la humilde colonia.

Va vestido de blanco,
las manos llenas de golosinas,
a visitar a los niños,
a consolar sus corazones.

Llega después del Pelznickel,
a secar las lágrimas,
que el viejo barbudo
hizo brotar con sus cadenas.

Ahí viene el Pelznickel

 Por las calles oscuras,
en la Nochebuena,
va de casa en casa,
el Pelznickel.

Un colono disfrazado
con el Pelz del abuelo,
de la época de la arada,
cuando caían las grandes heladas.

Sus gritos guturales,
su arrastrar de cadenas,
asusta a los niños,
que lo aguardan llenos de miedo.

Porque ya en la casa,
los hace arrodillar,
sobre granos de sal,
para sus travesuras expiar.

Y los obliga a rezar,
una y otra vez,
mientras los pobres niños,
lloran, aterrados, sin parar.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Eran otros tiempos, las aldeas de los alemanes del Volga

La pintura que retrata el texto 
es de Franz Haussler (1845-1920)
 Los pueblos alemanes, en otros tiempos, otros días, otras horas, allá lejos en la historia, eran localidades totalmente diferentes. Con otras tradiciones. Otras costumbres. Las personas vestían y vivían de otra manera. La existencia se desarrollaba apacible y tranquila. Por las calles de tierra trajinaban su pregón el vendedor de pan, carne, verduras, frutas y otros productos domésticos, cada uno con su carro característico: el carro lechero, carnicero ,verdulero, etc. Se conversaba en alemán a toda hora y en todo momento. En los hogares, en la escuela, en la iglesia, en las calles... Para comprar; para vender; para celebrar; para reír contando un chiste; para llorar relatando un recuerdo; siempre se recurría a la lengua alemana. No había otra; no se precisaba ni era necesario.
Sí, eran pueblos diferentes. Pueblos en los que la familia se reunía en torno a la mesa después de la cena a compartir relatos de trabajos que habían realizado durante la jornada, para después rezar en comunión y unidad; o cantar canciones tradicionales al ritmo de la verdulera; saborear Kreppel; en fin, vivir la vida con sencillez y profundidad, disfrutando de cada momento. Sin tanto lujo, tanto consumismo, sin pretender tener más que el vecino, sin tantos utensilios innecesarios que sólo llenan el hogar de artefactos eléctricos y lujo material pero lo vacían de lo esencial: la solidaridad.

domingo, 10 de diciembre de 2023

¿Te acordás del Pelznickel?: las tradiciones navideñas de los alemanes del Volga

Entrevista al escritor
Julio César Melchior,
realizada por

lanuevaradiosuarez.com.ar
 Los descendientes de los alemanes son poseedores de una riquísima tradición para estas fechas festivas que cierran el año, que traen noticias con esperanzas renovadas del nacimiento del Niño Dios y la posterior llegada de los Reyes Magos.
¿Cómo se vivía esta importante etapa del año? Esta pregunta La Nueva Radio Suárez se la hizo a Julio César Melchior, escritor sobre la historia, costumbre y tradiciones de los Pueblos Alemanes. 
En el principio, se refirió a San Nicolás, “que se conmemora todos los 6 de diciembre. Fue un obispo católico que vivió en el siglo IV. A partir de sus obras, con el transcurrir de los siglos, fue derivando en lo que hoy conocemos como Papá Noel”.
Claro que Papá Noel, indica, se terminó de consolidar a fines del siglo XIX, más toda la impronta del siglo XX a partir de la utilización de esta imagen de una popular fábrica de gaseosa. “Esto derivó después, para las Colonias, en lo que se conoce como el Pelznickel”. 
Explica que la Navidad y el Año Nuevo de los alemanes del Volga tienen una fuerte presencia religiosa, pero, a su vez, “deriva en una celebración familiar y social. Porque la costumbre de la Navidad, en cada Noche Buena, era concurrir toda la familia a misa, a las 12 de la noche. No estaba la costumbre del brindis y todo eso, porque se cenaba antes de ir a misa”.
Explica Julio César que “al regresar a casa, la familia esperaba la llegada del Pelznickel, que no era más que otro colono disfrazado con un sobre todo, por lo general negro, con botas de campo, una barba hecha con lo que encontraba, un sombrero”. Hay que tomar en cuenta el contexto: Julio César recuerda que en aquel momento no había iluminación eléctrica en las calles. “Se lo oía llegar de lejos, porque venía gritando sonidos guturales y arrastrando la cadena más pesada que pudiera encontrar para que escuchara sus ruidos. Hay que transportarse a esa época, los chicos entraban en pánico”.
Es que ese personaje ya sabía de antemano “las travesuras que los niños habían cometido durante el año -a instancia de los padres-, por lo que al ingresar a la casa preguntaba, ¿dónde están los chicos malos? Y los interroga”.
Los niños se escondían tras las faldas de la madre, debajo de la mesa, en el mejor escondite o buscaban escaparse. “El que había cometido alguna falta los hacían rezar, los pasaban por todas las oraciones. Era un momento complicado. Algunos traían una ramita y había algún castigo”.
Cuando este tenebroso personaje abandonaba la casa, “llegaba el Christkindie, que sería como el Niños Jesús. Generalmente era una niña, vestida de blanco, que traía golosinas. Era como representar el bien y el mal. Uno el castigo, el otro la resurrección, la vida nueva, empezar el año limpio”.
Estas representaciones fueron recuperadas en algún momento y se hicieron muy buenas representaciones, de la mano de alguna de las instituciones de los Pueblos Alemanes, hace unos años atrás.
Más vale que ambos personajes dentro de las tradiciones era una presencia intangible, traída por los padres y mayores en general, ante la travesura de los niños de la casa, recordándoles que para fin de año llegaban uno y otro. “Es como en otras culturas, el famoso ‘Cuco’. A los niños se los asustaba de esa manera. ‘Portate bien que va a venir el Pelznickel y te va a llevar’, le llegaban a decir”.
En los primeros tiempos de la Colonia, “aparecía en todos los hogares. Lo que por ahí no aparecía era la presencia del Christkindie. Pero el Pelznickel aparecía en todos los hogares” relata Julio César, aclarando que él no lo llegó a vivir. 
Pero tiene una anécdota de un amigo, mayor que él. “A mi amigo el Pelznickel le quiso llevar la hermana, porque siempre se peleaban, y todavía lo recuerda. Pasaron los años y cada Navidad lo recuerda”.

Tradiciones de Año Nuevo de los alemanes del Volga (entrevista al escritor Julio César Melchior, realizada por La Nueva Radio Suárez)

 Al amanecer del primer día del año nuevo los chicos les deseaban “el feliz día a sus padres, en alemán. Después, tomaban sus pañuelitos y recorrían a todos sus familiares y vecinos, deseándoles el feliz año y recibiendo a cambio dinero o lo que en aquel tiempo era más importante para ellos, porque no lo recibían nunca, las galletitas compradas o golosinas, algo inimaginable. Lo que les deban lo ponían dentro del pañuelito, lo ataban en las cuatro puntas y seguían recorriendo otros hogares”.
Otra costumbre de aquella época, que ahora ya no se hace más, y recuerda otra. “En Año Nuevo los protagonistas eran los niños. El 6 de enero se celebraba el Año Nuevo de los mayores. Ese día los que salían a brindar y a desear feliz comienzo de año eran los mayores”. Claro que “a ellos no se les daba golosinas. Se los convidaba guindado o algún licor. Imaginemos, yendo de casa en casa, cómo terminaba ese recorrido. Era muy habitual que sucediera eso. Porque no estaba bien visto decir que no. Entonces… una copita tras otra. Por eso todo terminaba en música, en baile, en jolgorio”, relata el escritor Julio César Melchior.
“Lo bueno es que no se pierda esto, que viva en la memoria colectiva. Que todos sepamos cómo fueron las Colonias en sus momentos, qué tipo de vida social y familiar llevaban, cómo era la cultura. Porque, en definitiva, forma parte de nuestra identidad y muchas de las acciones y reacciones nos vienen de aquel tiempo de manera inconsciente. Así sucede en muchos rasgos colectivos, individuales y de la vida diaria”.

domingo, 26 de noviembre de 2023

Abuela y nieta recuerdan lo dolorosa que resultó la integración de los habitantes de las colonias alemanas del Volga a la vida social y cultural del país

 -Hasta cerca de la mitad del siglo XX -explica Sonia-, los alemanes del Volga en la Argentina
vivieron casi de manera autónoma, manteniendo sus tradiciones y costumbres, incluido su idioma, el dialecto, que se usaba en la vida cotidiana, mientras que en la iglesia y en la escuela se utilizaba el alemán estándar. El
castellano, o español, sólo era usado para fines administrativos de las colonias.
-Es verdad, querida -reconoce doña Elisa, de 89 años. Las colonias eran autosuficientes. Producían y fabricaban todo lo que necesitaban. Era muy escaso lo que se compraba, generalmente en Buenos Aires.
-A medida que fue avanzando el siglo XX -agregó Sonia-, y con él el adelanto tecnológico en el área agropecuaria, creció la necesidad de un mayor contacto con la población local. Y surgió lo inevitable: la asimilación lingüística, en la que el castellano, o español, se fue transformando en la lengua más usada.
-Sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial -continúa doña Elisa-, en que se prohibió la enseñanza del alemán en las escuelas. Porque hasta ese momento, a la mañana se dictaban clases en español y a la tarde en alemán. Todo eso desapareció de un día para el otro. Se llegó al extremo de castigar a los alumnos si hablaban en dialecto en los recreos. Fue un cambio muy traumático y doloroso para todos. En las escuelas parroquiales, por ejemplo, había religiosas que tuvieron que aprender a hablar bien el castellano, porque apenas sabían unas pocas palabras, porque muchas habían sido enviadas directamente de Alemania a ejercer su misión de evangelizar y educar aquí.
-Y así -prosigue Sonia-, se gestó el proceso de asimilación lingüística, en la que el español se fue transformando en la lengua más hablada por los jóvenes. Hasta el extremo de que, en la actualidad, los niños olvidaron por completo su lengua madre. Salvo raras excepciones. Y el excelente trabajo que llevan a cabo, en los últimos años, escritores e investigadores, comisiones culturales y sociales, que mantienen vivas las fiestas tradicionales, y algunas escuelas y docentes que también desarrollan una magnífica tarea, para revivir el dialecto.
-En este punto -interrumpe doña Elisa- hay que destacar la labor profesional que está desarrollando, desde hace más de veintisiete años ininterrumpidos, el escritor Julio César Melchior, que lleva publicados más de una decena de libros sobre nuestra cultura, abarcando casi todos los ejes temáticos de los alemanes del Volga: la historia, la cultura, las tradiciones, las costumbres, la infancia, la vida de la mujer, la gastronomía, en fin, la mayoría.
-Es verdad, abuela -reconoce Sonia. Leí todos sus libros. Sumergirse en sus obras es reconstruir el pasado de los alemanes del Volga. Muchas de ellas fueron premiadas, presentadas en la Feria Internacional del Libro, en Buenos Aires, y trascendieron las fronteras.
-Y un detalle que a mí, como docente, siempre me gustó de Julio César Melchior es que él, desde el momento que comenzó a publicar sus obras sostuvo que rescataba y revalorizaba la historia y cultura de los alemanes del Volga. Porque es verdad que había mucho para rescatar pero esa palabra: revalorizar, siempre me resultó fundamental. Porque, por aquellos años, estamos hablando de casi treinta años atrás, todo lo que proviniera de las colonias o de los alemanes del Volga, estaba muy devaluado. La mayoría se avergonzaba de sus raíces. Ni que decir la vergüenza que teníamos de hablar en alemán fuera de la colonia o frente a extraños o en la ciudad, donde ni lo usábamos.
-Es comprensible, abuela, porque con la asimilación lingüística, en la que el castellano, o español, se fue transformando en la lengua más usada en las colonias y la integración casi forzada por hechos sociales y culturales externos, además de cuestiones políticas, y a la vez, deseada por los jóvenes, que buscaban nuevos horizontes, fue profusamente dolorosa y traumática. No te olvides hasta ese momento en que comienza la etapa de revalorización, nosotros éramos los rusos o los rusos de mier.. Para los adolescentes que tuvieron la suerte económica de, al menos, intentar asistir a la escuela secundaria, viajando todos los días a la ciudad, se les hizo muy difícil. Para algunos imposible. Eran literalmente discriminados. De diez que empezaban, terminaba uno. A veces, ninguno. Recién en la década de los ochenta era cosa más habitual ver asistir adolescentes a la secundaria, viajando de las colonias a la ciudad.
-Tenes razón, querida! Me acuerdo de una sobrina que cursó allá por el setenta y ocho, le decían rusa engordada con Dünnekuche, porque era, obviamente, algo rellenita. A veces, los chicos suelen ser muy crueles.
Sonia se levanta de la mesa, pone a calentar agua con una pava y a preparar mate. Mientras su abuela va hacia a la alacena y regresa con una fuente llena de Kreppel.
-Te pasaste, abuela -exclama sonriendo Sonia. Se ven riquísimos. Ya mismo pruebo uno.
-Los hice para vos. Me puse a amasarlos esta mañana, después de que me avisaste de que ibas a venir a tomar mate.

(Escrito por María Rosa Silva Streitenberger con la colaboración histórica y literaria, del escritor Julio César Melchior).

sábado, 4 de noviembre de 2023

¿Se acuerdan qué se celebraba en las colonias de antaño, luego de conmemorarse sucesivamente el Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos?

“Durante las Rogativas se visitaba las tres cruces erigidas en los aledaños de la colonia, los niños marchaban adelante en formación y tomados de la mano, en dos bandas, varones y niñas. En medio caminaba Don Juan, todo lleno de devoción. Trasmitiendo por repetición hacia la grey infantil las Letanías de todos los Santos, para su contestación.
Los muchachos rezaban distraídamente, mientras sus ojos vagaban por los campos vecinos, llevándose a cada rato algún pozo por delante. Entonces Don Juan intercalaba sabias advertencias entre las advocaciones: ¡San Matías... ruega por nosotros!... ¡San Pedro. . . chicos más hacia la alambrada! . . . ruega por nosotros ¡Santa Cecilia... vean por donde caminan!... ruega por nosotros! ¡San Andrés. . . mira infeliz qué has pisado!. . . ruega por nosotros!” –escribió alguna vez el Padre José Brendel.

Greuz gehen (Kraitz Keie, que significa ir a la cruz)

Las Rogativas se definen como la visita en procesión para celebrar una ceremonia litúrgica frente a tres cruces enclavadas en tres puntos cardinales en las afueras de la colonia y que, en su conjunto, representan a la Santísima Trinidad. La procesión, precedida por un sacerdote, los monaguillos y el Schulmeister, portando una cruz, parte de la iglesia durante las tres mañanas siguientes a la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, o sea, el 2 de noviembre, para dirigirse a una de las cruces, en tres jornadas sucesivas, erigida a uno de los laterales de las calles de acceso a la localidad, para celebrar una ceremonia religiosa en Acción de Gracias por los dones recibidos durante el año fenecido y solicitar que la próxima trilla sea buena y que Dios prosiga bendiciendo a la comunidad con su gracia divina. La procesión retorna, cantando y rezando, a la iglesia, donde el sacerdote oficia una misa.
Un antiguo cuadernillo rememora que “los colonos se dirigen en procesión a las cruces, imbuidos de un profundo misticismo, y acompañados de las letanías de los santos; mientras que ya en el lugar, frente a Jesús crucificado, el sacerdote, luego de expresadas las letanías, oraciones y cantos, rocía con agua bendita los campos en señal de gratitud por los dones recibidos y en solicitud de buena cosecha. Y al término de la procesión oficia una misa en la parroquia.
La tradición proviene de antaño –continúa revelando el texto-, cuando San Gregorio Magno en el 590, las fijó para otorgarle mayor trascendencia a los festejos de la conmemoración de la entrada de San Pedro a Roma. Otros relatos, sin embargo, sostienen que el Papa lo hizo para sustituir las celebraciones paganas llamadas “Robigalia” (en honor al dios “Robigus”) que antiguamente efectuaban los labradores romanos, con procesión por los campos, para interesar la deidad a favor de los sembrados”. 

La identidad cultural de los alemanes del Volga nos une porque nos pertenece

 En sus aldeas junto al Volga, en las inolvidables Dobrinka, Dehler, Kamenka, Vollmer, Hildmann, Seelmann, Streckerau, Grimm, Köhler, Norka, Rothammel, Sarepta, Huck, Norka, Seewald, Pfeifer, Husaren, Rosenberg, Brabander, Marienberg, Balzer, Rosental, Lagenfeld, Eckheim, Stahl, Weigenfeld, Josefstal… y muchas muchas más, nuestros ancestros vivieron una niñez y una vida siguiendo las tradiciones y costumbres que se llevaron en sus raíces desde sus hogares natales, en Alemania (por aquel entonces el Sacro Imperio Romano Germánico), y a las que luego continuaron fieles en las aldeas y colonias que fundaron aquí, al emigrar a la Argentina.
Esa manera de vivir la niñez y las tradiciones, costumbres y ritos con las que desarrollaban sus vidas, muchas de ellas perdidas ya, las rescato en mis libros "La infancia de los alemanes del Volga" y "Lo que el tiempo se llevó de los alemanes del Volga", para revalorizarlos y preservarlos en la memoria colectiva de nuestro pueblo.
Pueblo que aquí fundó las aldeas y colonias de Pueblo Santa María, Pueblo San José, Pueblo Santa Trinidad, Colonia San Miguel, Colonia Nievas, San Miguel Arcángel, Colonia Santa Rosa, Colonia San Pedro, Aldea Valle María, Aldea Spatzenkutter, Aldea Salto, Aldea San Francisco, Aldea Protestante, Aldea Brasilera, Aldea María Luisa, Santa Anita, Juan José Castelli… y muchas muchas más, conservando las mujeres un estilo de vida que fueron heredando de generación en generación, desde su partida de Alemania (por aquel entonces el Sacro Imperio Romano Germánico), la tierra natal, el hogar nunca olvidado, pasando por las aldeas erigidas a orillas del río Volga, hasta llegar a esta nueva tierra, la tierra prometida, y a las cuales se mantuvieron firmes hasta más allá de la mitad del siglo XX. Un estilo de vida, de formación, de educación, de vestir, que rescato, revalorizo y preservo, en mi libro "La vida privada de la mujer alemana del Volga".
En ese largo devenir de dos emigraciones y de mantenerse inquebrantables en la conservación de la identidad, también mantuvieron tradiciones, costumbres y recetas de comidas, con ingredientes y sabores únicos las cuales rescato, revalorizo y preservo en mi libro "La gastronomía de los alemanes del Volga".
En mis obras está impresa la identidad cultural de mi pueblo, el pueblo de los alemanes del Volga. Foto histórica de la casa: Esta vivienda histórica se encuentra en pueblo Santa María a 15 Km de Coronel Suárez y fue edificada en los albores de la localidad.